En los mercados emergentes, la transición energética es más que una necesidad, ¡es una carrera contra el tiempo! Los países, que representan más de la mitad de la población mundial, enfrentan una demanda de energía en rápido ascenso debido a la urbanización, el desarrollo económico y la electrificación. Sin embargo, la lucha por descarbonizar sus redes energéticas se complica por desafíos como la falta de inversión, una infraestructura obsoleta y la fuerte dependencia de los combustibles fósiles.
A pesar de estos obstáculos, hay esperanza: muchos mercados emergentes cuentan con recursos naturales abundantes, como la energía hidroeléctrica, y pueden saltarse la era del carbón, al igual que lo hicieron con los teléfonos móviles, evitando las tecnologías más contaminantes. Sin embargo, la transición no es sencilla, especialmente en regiones como el sur de Asia y Sudáfrica, donde el carbón sigue siendo un pilar económico y fuente de empleo.
Aunque los mercados emergentes se enfrentan a dificultades como la falta de acceso a energía asequible y la incertidumbre geopolítica, también están encontrando formas innovadoras de aprovechar la economía verde. Desde la venta de energía renovable en mercados europeos hasta el impulso al hidrógeno en países como Colombia y Vietnam, las oportunidades de descarbonización están a la vista.
Muchos creen que la clave está en la inversión privada. Sin el respaldo del capital extranjero, la descarbonización en estas economías será una tarea titánica. Sin embargo, si se logran alinear los incentivos adecuados, estos países podrían no solo ser los líderes del futuro energético, sino también un motor de cambio global en la lucha contra el cambio climático.
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